miércoles, 30 de julio de 2008

Srta. Carolina y Paula Maffia tocaron en el Módulo 5 - Texto de Paula Maffia


El 15 de julio tocaron Srta. Carolina y Paula Maffia en el Módulo 5 de Ezeiza.

"Llegamos con Srta. Carolina a un gimnasio grandote pintado de rosa apastelado (intencionadamente sereno), cuyas paredes vestían unos afiches con recortes de revistas: mujeres cosmopolitan, cocktails, carteras, algunos chongos buenosmozos y otros figurines de los que abundan en publicaciones orientadas a la mujer (la mujer). Entre los figurines, garabatos de colores y palabras en inglés. Mientras miraba detenidamente estos afiches que parecían los resultados de algún taller de idioma, deambulábamos con Carolina con nuestras guitarras colgadas, maravilladas por la acústica del gimnasio y mostrándonos fragmentos de nuevas composiciones: la verdad es que estábamos nerviosísimas.
Las internas empezaron a bajar, prolijamente, vestidas de entrecasa y con sus propias sillas. Se acomodaron por pabellón. Ponían sus sillas en un costado del gimnasio, apuntando a nosotras que chupábamos mate y cuchicheábamos nerviosas en un rincón. Y sin embargo eran un grupo de mujeres, nada más ordinario. Algunas se parecían a mis vecinas de La Boca, otras a mis compañeras de trabajo. Algunas como las que viajan conmigo en colectivo. Otras como las que se ven en la tele subtitulada: mujeres asiáticas o rubias balcánicas, africanas o europeas. Realmente, un grupo de mujeres, y más aún, nosotras nerviosas: Porque si tocar para un público propio es una experiencia, tocar para un público ajeno es un desafío: pero tocar para una pequeña multitud de mujeres, que no están en un boliche, birra en mano, disfrutando distendidamente de un show después de un rutinario día de trabajo; sino mujeres, que bajan prolijamente con su silla, y se acomodan a distancia de observador ideal, analíticas, extrañadas, interrumpidas y quizá hasta escépticas del divertimento musical... ¡precisamente eso! no éramos un divertimento, éramos realmente algo para ser espectado. Estas mujeres eran después de todo el público ideal y por eso estábamos nerviosas: iban a prestar atención a nuestras letras, a viviseccionarnos, a escuchar nuestras voces desnudas rebotando por el reverberante gimnasio, lejos de todo clima escénico, mas bien cual performance acrobática (martes, 11am), iban a ser objetivas y prestarnos toda, toda la atención.
Carolina y yo dimos un simposio musical y ellas fueron el panel de académicos de la vida encargado de evaluarnos.
¡Y aprobamos!
Suntuosos aplausos, besos, pedidos de autógrafos (¡¿autógrafos?!), pedidos de púas, pedidos de canciones, confesiones, devoluciones, en castellano, en inglés, en italiano, con acento ucraniano, mexicano; historias sobre ellas, sus hijas, sus romances: tan obsequiosas y atentas, tan cálidas y agradables, una inspección tan vivaz y profunda de nuestra música; las chicas del penal fueron, no solo por su dedicación y su respeto, sino también por la ofrenda devuelta, el público ideal y más cuidadoso que en mi experiencia, he tenido.
Tan satisfaciente.
Lo único que lamento es no poder habernos quedado un rato más a ver la clase de Boxeo que venía a darles la tigresa Acuña ¡pecatto!"

Paula Maffia

1 comentario:

Señorita Carolina dijo...

ahhh...

pronto sale mi reseña

aun tengo ecos en mis dedos de esa tocada. fue intenso y hermoso.
gracias.

y espeor que puedan los los feeds del blog! jajajaj


Ca